Una sensaciรณn extraรฑa, una mezcla entre intriga, curiosidad, aรฑoranza, โฆ .
Esas eran las que me dominaban desde que mi amigo Antonio me hablรณ unos dรญas antes de las vistas desde La Fortaleza, que domina y vigila toda la Vega del rรญo Vรฉlez desde aquellos tiempos en que los รกrabes andalusรญes la construyeron para vigilar su seรฑorรญo y defender el flanco sur del Reino de Granada.
A mรญ me trajo recuerdos de una infancia distante, de visitas olvidadas en vida de mi padre, no las mas frecuentes ni mucho menos porque el pobre y denostado torreรณn que dominaba la ciudad llevaba en desuso y abandonado muchos aรฑos. Quizรกs tambiรฉn por eso (seguramente, mas por eso que por otra razรณn) me animรฉ a dejarle hacer de cicerone y que me enseรฑara esas tan curiosas vistas que me aseguraba no podรญan dejar a nadie impasible.
Quedamos a media tarde para iniciar el ascenso, en la Plaza de las Carmelitas, buen lugar para sentarse y resguardarse del calor a la sombra de los arboles, no tan frondosos como antes, pero suficientes para protegerte del inclemente sol que nos acompaรฑa durante la mayorรญa de los meses del aรฑo.